¿Alguien puede ser perfecto?

Tanto en las escrituras católicas como en el resto de las religiones del mundo y la mayoría de las diversas ideologías de vida, existen modelos de perfección. Nos dictan quiénes tenemos que ser, qué hacer y hasta qué decir para poder ser considerados seres humanos perfectos. Por ejemplo, para los judíos perfecto es aquel que cumple con la ley, para los cristianos es quien vive la nueva ley de Cristo y sabe Amar, y para San Jerónimo es ser conforme a lo divino.

Si leemos la definición de los diccionarios nos encontraremos con que “perfecto” es un adjetivo que describe aquello que tiene todas las cualidades requeridas, o que posee el mayor grado posible de cualidad sin ningún vicio, además que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea, es decir, perfecto es el que no se equivoca.

Por la misma naturaleza humana, no podemos decir que exista algún ser humano que no se equivoque nunca, pero sí podemos hablar de aquel que sabe hacer lo que hace con Amor. San Agustín propone: “Ama y haz lo que quieras”. Esta definición se acopla más a nuestra realidad humana. Esta idea no significa que cada quien hagamos lo que nos dé la gana, sino que el que ama no se puede equivocar si su forma de amar es desde la verdad, el respeto, el servicio, la justicia, la paz y la vida.

Podemos decir que amamos a nuestro esposo(a), a nuestro hermano, a nuestros padres, pero piensa… nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos… ¿darías la vida por la persona que amas?. Y no significa solo que te atravieses como guardaespaldas a recibir una bala en vez de que le llegue a alguien más, sino que significa dar tu tiempo, tu servicio, tu consuelo, tu sangre, tus palabras, y todo aquello que represente darle parte de ti a los demás.

Entonces la perfección humana, más que una falta de errores, es Amar y poner en acciones concretas y diarias por ti y por los demás ese amor incondicional. Estamos hechos perfectamente humanos, con todas las herramientas para poder amar desde que nacemos, entonces es necesario pulir día a día ese arte, reconectarnos con nuestra esencia más básica, que es el ser y actuar desde esta forma de amor pura, porque ahí no hay margen de error. Y aquí es donde radica la perfección humana.

¿Qué tan conectado estás con esa esencia tuya y la dejas actuar en tu día a día? ¿En este día de qué manera has actuado por amor y cómo te sentiste? Y si hoy no lo has hecho, ¿piensas hacer algo al respecto?